viernes, 24 de febrero de 2017

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE


Un golpe de bate directo a la sien, el olor de la sangre y el sabor de la venganza, a esto me sabe Cuando el destino nos alcance el maíz seguirá creciendo de J.J. M. Veiga. Los amigos de Bandaàparte me dicen que han publicado una novela negra dentro de su sello Minúsculo Molusco (calidad garantizada) y me muero de ganas de leerla. Me hago con un ejemplar y lo leo, de un tirón, sin poder despegar la vista de sus páginas. Me resulta tan fácil de leer que llego a pensar que ha tenido que ser muy fácil escribirla, ¡qué iluso! Sólo aquellos con el talento de J.J. M. Veiga pueden hacerlo, pueden hacer que parezca fácil la difícil tarea de contar una historia. Ésta.

Final de la década de los 50, en el bochornoso sur de Estados Unidos lo mejor que te puede pasar es cruzarte con el Demonio en un cruce de caminos. Para Jerry Wooster solo hay una salida, escapar de un pueblo que lo atenaza como una prisión. Se van a cruzar en su camino Bobby Patton con su guitarra y Sandra O'Connell con su Skylark blanco.Rock and Roll puro y duro. Cuando todo se trunca se gesta la sed de venganza. Porque en 1959 en el estado de Mississippi hay hombres que respetan a los negros y otros, muchos, que no. Y hay hombres que respetan a las mujeres y otros, muchos, no. Fría, pero bien preparada se va cocinando la venganza que Jerry ha de llevar a cabo. Para los malos no hay olvido ni perdón. Vas a escuchar esas músicas del diablo que son el blues y el rock and roll. Vas a sentir el olor de la sangre y vas a oír el crujido de los huesos al romperse y todo esto para saborear, envuelto en polvo, la venganza más amarga.

Cuando el destino nos alcance el maíz seguirá creciendo es mucho más que una novela negra, es profundamente sureña y está cargada de violencia,denuncia y música.





"Fue un paseo tranquilo, demasiado diría yo, teniendo en cuenta lo que pretendía hacer. le vi a lo lejos, entre los árboles, recorriendo el camino ascendente y serpenteante que lo llevaba en mi dirección. me limité a esperarle, recostado contra un árbol, semioculto entre la vegetación, en una posición que le impidiese verme hasta alcanzar mi altura. dejé el bate de béisbol apoyado contra el tronco, oculto, pero lo suficientemente accesible para cogerlo en un único movimiento."

Cuando el destino nos alcance el maíz seguirá creciendo

J.J.M. Veiga

Bandaáparte




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